Tuesday, May 24, 2016


EL PAPEL DE LA ÉTICA EN LA EVALUACIÓN EDUCATIVA.



El siguiente artículo pretende profundizar y poner de manifiesto cuáles son las principales cuestiones éticas a las que se enfrentan los evaluadores en educación. Comenzando por una justificación de por qué son necesarias unas bases morales por las cuales regirse a la hora de realizar cualquier actividad evaluadora en contextos académicos, seguido de un análisis sobre cuál es la relación que se puede encontrar entre ética y metodología. A continuación se abordarán las principales y más comunes omisiones éticas que se suelen cometer los evaluadores en la realización de su labor, sus motivos y explicaciones, y estableceremos una serie de pautas y criterios éticos de actuación que todo evaluador debería cumplir.


En toda práctica profesional podemos encontrar implicaciones éticas de un mayor o menor grado, en este sentido es lógico pensar que las actividades que tengan que ver con prácticas sociales, con contacto humano y educativo pueden tener implicaciones éticas a las que hay que darles una mención especial. En el ámbito educativo si no se llevase a cabo una evaluación, a través de una sana vigilancia moral, se podría caer en la injusticia, abuso de poder... Por ello, es necesario velar para que los valores y principios morales se vean latentes en la realidad educativa.

La actuación de los profesores, en la que vamos a incluir la evaluación académica, tiene una inevitable influencia ideológica y moral, es cierto que multitud de profesores afirman mantener una cierta imparcialidad a la hora de desarrollar su labor, pero es indiscutible que hay muchos aspectos que de una forma inconsciente o simplemente por puro desconocimiento escapan de sus manos. Ésta es la causa, por lo cual es necesario tener en cuenta, muchos de estos aspectos como es el caso del etiquetaje, intereses personales, ideas preconcebidas, influencia de rumores, etc… e intentar actuar en consonancia ética con nuestra labor profesional. Sobre todo, siendo conscientes de que cualquier interferencia o contaminación causada por algún aspecto moral puede dar como resultado una conclusión evaluadora errónea influyendo de este modo todo el proceso evaluativo. El estudio de la ética educativa del presente artículo, va a ser una aproximación de este ámbito para a conocer cuáles son los códigos éticos que tiene que regir la evaluación en el ámbito educativo, cuál es su realidad y las posibles mejoraras para optimizar su verdadero significado.


CONSIDERACIONES ÉTICAS PARA EVALUADORES.

Todas las profesiones elaboran formal o informalmente una ética específica que suele mantenerse actualizada y revisada constantemente. Estas consideraciones éticas presentes en las distintas profesiones deben y buscan respetar el marco ético de la sociedad en la cual se convive, y desde esta perspectiva aportar sus propios valores que se correspondan con su profesión, en este caso la evaluación educativa. Tomando como referencia los elementos éticos que Peterson, Kelly y Caskey (2002) nos proponen, se exponen a continuación una serie de norma éticas, que amplían la ya aportadas por estos autores, referidas a evaluación entre profesores, aunque la gran mayoría de ellas pueden ser aplicables y extrapolables a la evaluación de los alumnos e instituciones. 

De este modo se mencionan los siguientes elementos:
Conocimiento de las obligaciones, intereses y necesidades.
• Confidencialidad, tratar los datos de manera confidencial a no ser que se requiera lo contrario.
 • Usar la información solo para los propósitos definidos.
• Cumplir las pautas acordadas.
• Participan en su propia evaluación.
• Integridad, no buscar intereses propios, estatus social o político.
• No tratar desfavorablemente o perjudicar a otros como resultado de la evaluación.
• No aceptar gratificaciones o regalos que puedan influir en los juicios de evaluación.
 • No realizar declaraciones falsas.
• No limitar los resultados a su propio estilo o experiencias personales.
• Puntualidad.
• Disciplina.
 • Respeto, dirigirse con el mayor respeto a las unidades a evaluar.
• Actitud, predisposición positiva hacia la tarea evaluadora que se va a realizar.
• Trabajo en equipo, trabajar en armonía con el resto de profesionales.
 • Orden, seguir un orden en el desarrollo evaluador.
• Presencia, vestuario adecuado a la tarea a desarrollar.
 • Honestidad, comportarse con sinceridad.
• Actualización, actualización permanente de sus conocimientos.
• Disciplina, actuaciones conforme a la normativa vigente.

José Manuel, López Vela, Mª Elena Ordóñez Perea, y Rocío Rodríguez Carlos (2012)